Bogotá, martes, 22 de
noviembre de 2016 Sistema Informativo del Gobierno - SIG
Alocución del Presidente Juan
Manuel Santos sobre la firma del nuevo Acuerdo de Paz
Buenas noches,
Hoy, como lo he venido
haciendo periódicamente en las últimas semanas, quiero contarles sobre el
avance del diálogo nacional alrededor del nuevo acuerdo de paz con las Farc.
Como ustedes saben, durante
más de 40 días escuchamos con mucho cuidado a todos los sectores sociales,
políticos, a las víctimas, a los jóvenes, la iglesia, las comunidades indígenas
y afrodescendientes, a los empresarios, las Altas Cortes, a los gobernadores y
alcaldes.
Recogimos sus propuestas, las
defendimos con firmeza y lealtad en la mesa de negociaciones y –luego de nueve
días e intensas sesiones de trabajo en La Habana—alcanzamos un nuevo, un mejor
acuerdo de paz, ajustado y modificado con la inmensa mayoría de los temas
propuestos por los colombianos.
Fue un trabajo serio y
juicioso. Ustedes pueden juzgar y verificar directamente los cambios realizados
en la página web del Alto Comisionado para la Paz. Ahí se puede comprobar que
se hicieron cambios de fondo y que se atendieron la gran mayoría de las
solicitudes y propuestas.
Desde ese 12 de noviembre,
cuando se alcanzó el nuevo acuerdo con las Farc, hemos presentado y explicado
en detalle los cambios y ajustes logrados a los colombianos y a los voceros del
no.
La respuesta de los
colombianos ha sido muy positiva. Los jóvenes, las víctimas, los empresarios
–recibí de Rosario Córdoba una carta a nombre de los principales empresarios–,
la Iglesia católica en cabeza del propio Cardenal Rubén Salazar, la mayoría de
los pastores cristianos, los medios de comunicación, los gobernadores y
alcaldes de todo el país han reconocido que los cambios son de fondo, significativos
y satisfactorios para ellos.
Todos han apoyado este nuevo
acuerdo y han solicitado que iniciemos a la brevedad posible su implementación
para dar estabilidad y seguridad al cese al fuego, y avanzar hacia la paz.
El nuevo acuerdo también ha recibido
el apoyo de la comunidad internacional. Los Estados Unidos, la Unión Europea,
todos los países de nuestro continente reunidos en la OEA, saludaron y
reconocieron el diálogo nacional y la inclusión de sus resultados y
recomendaciones en el nuevo acuerdo.
El fin de semana pasado
también me reuní con los presidentes de China, de Estados Unidos y de Rusia,
con los primeros ministros de Japón, Australia y Nueva Zelanda y los jefes de
Estado de la comunidad de países de la Cuenca del Pacífico. Todos, es decir
literalmente el mundo entero, expresaron su apoyo al nuevo acuerdo.
Agradezco esas voces de respaldo nacionales e internacionales.
Desgraciadamente, algunos de
los sectores más radicales del No se siguen oponiendo al nuevo acuerdo, a pesar
de sus claros e importantes cambios y ajustes. Lamento de veras esa posición.
Quiero sin embargo, reiterar
nuevamente mi disposición al diálogo para lograr consensos y entendimientos
sobre la implementación del acuerdo, que es TAN IMPORTANTE como el acuerdo
mismo. La puerta está abierta.
Pero debo decir una cosa. Mi
primera y principal preocupación es por el proceso de paz y por el riesgo –que
crece cada día—de echar para atrás lo alcanzado, dada la fragilidad del cese al
fuego.
El incidente en el Sur de
Bolívar, los atentados y homicidios contra líderes comunales y defensores de derechos
humanos ocurridos en los últimos días, nos muestran que cada día que pasa
aumentan los riesgos de nuevos incidentes. Esto lo confirmamos esta mañana en
una reunión con Gobierno, el Fiscal General y el representante de Naciones
Unidas para los Derechos Humanos.
Se han perdido vidas y hay
muchas más en peligro. No podríamos perdonarnos no haber actuado con prontitud
y firmeza para corregir esta situación.
Tenemos que actuar. No hay
tiempo que perder.
Por eso, el día jueves, pasado
mañana, vamos a firmar este nuevo acuerdo aquí en Bogotá, en el Teatro Colón.
Una vez firmado el nuevo
acuerdo, quedan los temas de la refrendación y de la implementación.
En cuanto a la implementación,
ésta debe hacerse necesariamente por el Congreso. Es allí donde todas las leyes
de la República deben ser discutidas y aprobadas.
Sobre la refrendación, siempre
ha habido diferentes opciones.
Una alternativa es realizar un
nuevo plebiscito sobre este nuevo acuerdo.
La inmensa mayoría de los
sectores de la sociedad civil, los jóvenes, la Iglesia y sectores políticos han
señalado su preocupación frente a un nuevo plebiscito. Una nueva campaña
polarizaría de manera peligrosa al país y éste es el momento de la unión y no
la división.
Estoy de acuerdo con ellos. Mi
deber como presidente es promover la unión, no la polarización.
Otros han sugerido presentar
el nuevo acuerdo a consideración de los concejos municipales y las asambleas
departamentales, como instancia democrática local.
Finalmente, una creciente
opinión, incluyendo el Presidente del Consejo de Estado, ha señalado que es el
Congreso de la República la instancia democrática más idónea para refrendar el
Acuerdo de Paz.
El Congreso es quien, en
nuestras instituciones democráticas –en toda democracia– representa al pueblo
para que a nombre de los ciudadanos legisle, y apruebe todas las normas que nos
rigen, las reformas constitucionales, los tratados internacionales y las leyes.
En el Congreso por su
naturaleza misma, cuenta no sólo con la legitimidad del voto popular, sino que
representa a todos y cada uno de los departamentos y regiones del país. Dado
que la paz se consolidará desde los territorios, este elemento es muy importante.
Después de escuchar todas
propuestas y alternativas, y de común acuerdo con las Farc, es claro que la vía
más conveniente y legítima para refrendar este nuevo acuerdo es a través del
Congreso de la República, donde además están representadas todas las visiones y
opciones políticas del país, desde la extrema izquierda hasta la extrema
derecha.
En esa dirección voy a
proceder.
Queridos compatriotas,
Después de más de 8 procesos
de paz que no concluyeron a lo largo de 34 años, tenemos ante nosotros la oportunidad
única de cerrar este capítulo tan doloroso de nuestra historia y que ha
enlutado y afligido a millones de colombianos por más de medio siglo.
Este nuevo acuerdo
posiblemente no deja TOTALMENTE satisfecho a TODO el mundo. Así sucede con
todos los acuerdos de paz. Siempre habrá voces críticas. Es comprensible y
respetable.
Pero mi deber, mi compromiso,
con las víctimas, con los jóvenes, con los campesinos, con TODOS ustedes es
proteger la vida, acabar el conflicto armado y preservar la esperanza de paz y
reconciliación para nuestro país.
Implementar este nuevo acuerdo
a la mayor brevedad posible es fundamental para cumplir con la obligación que
tengo con ustedes colombianos.
Ante esta coyuntura tan
excepcional, con todo respeto les pido que levantemos la mirada hacia el
futuro. No pensemos sólo en el ahora y en el corto plazo. Pensemos en la
Colombia que queremos para hoy y para los años por venir.
Pensemos en las vidas que la
paz salvará, en las víctimas que no tendrán que sufrir la violencia ni el
desplazamiento.
Pensemos en las oportunidades
de progreso y desarrollo que la paz nos abrirá.
Desde el fondo de mi corazón
quiero hacer un llamado y apelar al sentido de patria y al amor que todos
sentimos por nuestra Colombia querida, para que nos unamos todos, los que
votaron sí, los que votaron no y los que no votaron. Tenemos que avanzar.
Podemos hacerlo de manera concertada y con la participación de todos.
No perdamos esta oportunidad.
La paz la construimos entre
todos. La paz nos beneficia a todos.
Buenas noches. (Fin)
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