domingo, 10 de septiembre de 2017

El Papa Francisco condenó a los actores de la muerte

Cartagena.- Un profundo homenaje a San Pedro Claver, hizo en esta ciudad el Papa Francisco en la Homilía del último día de su recorrido pastoral por Colombia, al invocar con vehemencia el sentido profundo de la Dignidad de la Persona y del respeto de los derechos humanos. Condenó severamente a los que calificó de “lacras de la muerte” y el capitalismo inhumano.
El máximo jerarca de la iglesia católica reiteró en la ciudad heroica su sentido humanitario, su sencillez, su afecto social y de humildad. Esta es    la homilía en la que  se enmarcaron los siguientes temas:
Texto oficial
Cartagena, 10 de septiembre de 2017
Dignidad de la Persona y derechos humanos
En esta ciudad, que ha sido llamada «la heroica» por su tesón hace 200 años en defender la libertad conseguida, celebro la última Eucaristía de este viaje a Colombia. También, desde hace 32 años, Cartagena de Indias es en Colombia la sede de los Derechos Humanos porque aquí como pueblo se valora que «gracias al equipo misionero formado por los sacerdotes jesuitas Pedro Claver y Corbero´, Alonso de Sandoval y el Hermano Nicolás González, acompañados de muchos hijos de la ciudad de Cartagena de Indias en el siglo XVII, nació la preocupación por aliviar la situación de los oprimidos de la época, en especial la de los esclavos, por quienes clamaron por el buen trato y la libertad» (Congreso de Colombia 1985, ley 95, art. 1).
Aquí, en el Santuario de san Pedro Claver, donde de modo continuo y sistemático se da el encuentro, la reflexión y el seguimiento del avance y vigencia de los derechos humanos en Colombia, la Palabra de Dios nos habla de perdón, corrección, comunidad y oración.
En el cuarto sermón del Evangelio de Mateo, Jesús nos habla a nosotros, a los que hemos decidido apostar por la comunidad, a quienes valoramos la vida en común y soñamos con un proyecto que incluya a todos. El texto que precede es el del pastor bueno que deja las 99 ovejas para ir tras la perdída, y ese aroma perfuma todo el discurso: no hay nadie lo suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón. Desde esta perspectiva, se entiende entonces que una falta, un pecado cometido por uno, nos interpele a todos pero involucra, en primer lugar, a la víctima del pecado del hermano; ese está llamado a tomar la iniciativa para que quien lo dañe no se pierda.
En estos días escuche´ muchos testimonios de quienes han salido al encuentro de personas que les habían dañado. Heridas terribles que pude contemplar en sus propios cuerpos; pérdidas irreparables que todavía se siguen llorando, sin embargo han salido, han dado el primer paso en un camino distinto a los ya recorridos. Porque Colombia hace décadas que a tientas busca la paz y, como enseña Jesús, no ha sido suficiente que dos partes se acercaran, dialogaran; ha sido necesario que se incorporaran muchos más actores a este diálogo reparador de los pecados. «Si no te escucha, busca una o dos personas más» (Mt 18,15), nos dice el Señor en el Evangelio.
Hemos aprendido que estos caminos de pacificación, de primacía de la razón sobre la venganza, de delicada armonía entre la política y el derecho, no pueden obviar los procesos de la gente. No se alcanza con el diseño de marcos normativos y arreglos institucionales entre grupos políticos o económicos de buena voluntad. Jesús encuentra la solución al daño realizado en el encuentro personal entre las partes. Además, siempre es rico incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva. «El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 239).
Nosotros podemos hacer un gran aporte a este paso nuevo que quiere dar Colombia. Jesús nos señala que este camino de reinserción en la comunidad comienza con un diálogo de a dos. Nada podra´ reemplazar ese encuentro reparador; ningún proceso colectivo nos exime del desafió de encontrarnos, de clarificar, perdonar. Las heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se de´ posibilidad a las víctimas de conocer la verdad, el daño sea convenientemente reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes. Pero eso solo nos deja en la puerta de las exigencias cristianas. A nosotros se nos exige generar «desde abajo» un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, respondemos con la cultura de la vida, del encuentro. Nos lo decía ya ese escritor tan de ustedes, tan de todos: «Este desastre cultural no se remedia ni con plomo ni con plata, sino con una educación para la paz, construida con amor sobre los escombros de un país enardecido donde nos levantamos temprano para seguirnos matándonos los unos a los otros... una legítima revolución de paz que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante casi dos siglos hemos usado para destruirnos y que reivindique y enaltezca el predominio de la imaginación» (Gabriel Garci´a Márquez, Mensaje sobre la paz, 1998).
¿Cuánto hemos accionado en favor del encuentro, de la paz? ¿Cuánto hemos omitido, permitiendo que la barbarie se hiciera carne en la vida de nuestro pueblo? Jesús nos manda a confrontarnos con esos modos de conducta, esos estilos de vida que dañan el cuerpo social, que destruyen la comunidad. ¡Cuántas veces se «normalizan» procesos de violencia, exclusión social, sin que nuestra voz se alce ni nuestras manos acusen proféticamente! Al lado de san Pedro Claver había millares de cristianos, consagrados muchos de ellos; solo un puñado inicio´ una corriente contracultural de encuentro. San Pedro supo restaurar la dignidad y la esperanza de centenares de millares de negros y de esclavos que llegaban en condiciones absolutamente inhumanas, llenos de pavor, con todas sus esperanzas perdidas. No poseía títulos académicos de renombre; más aún, se llegó a afirmar que era «mediocre» de ingenio, pero tuvo el «genio» de vivir cabalmente el Evangelio, de encontrarse con quienes otros consideraban solo un deshecho. Siglos más tarde, la huella de este misionero y apóstol de la Compañía de Jesús fue seguida por santa María Bernarda Butler, que dedico´ su vida al servicio de pobres y marginados en esta misma ciudad de Cartagena.1
En el encuentro entre nosotros redescubrimos nuestros derechos, recreamos la vida para que vuelva a ser auténticamente humana. «La casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística. La casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada» (Discurso a las Naciones Unidas, 25 septiembre 2015).
También Jesús nos señala la posibilidad de que el otro se cierre, se niegue a cambiar, persista en su mal. No podemos negar que hay personas que persisten en pecados que hieren la convivencia y la comunidad: «Pienso en el drama lacerante de la droga, con la que algunos lucran despreciando las leyes morales y civiles, en la devastación de los recursos naturales y en la contaminación; en la tragedia de la explotación laboral; pienso en el blanqueo ilícito de dinero así´ como en la especulación financiera, que a menudo asume rasgos perjudiciales y demoledores para enteros sistemas económicos y sociales, exponiendo a la pobreza a millones de hombres y mujeres; pienso en la prostitución que cada día cosecha víctimas inocentes, sobre todo entre los más jóvenes, robándoles el futuro; pienso en la abominable trata de seres humanos, en los delitos y abusos contra los menores, en la esclavitud que todavía difunde su horror en muchas partes del mundo, en la tragedia frecuentemente desatendida de los emigrantes con los que se especula indignamente en la ilegalidad» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2014, 8), e incluso en una «aséptica legalidad» pacifista que no tiene en cuenta la carne del hermano, la carne de Cristo. También para esto debemos estar preparados, y sólidamente asentados en principios de justicia que en nada disminuyen la caridad. No es posible convivir en paz sin hacer nada con aquello que corrompe la vida y atenta contra ella. A este respecto, recordamos a todos aquellos que, con valentía y de forma incansable, han trabajado y hasta han perdido la vida en la defensa y protección de los derechos de la persona humana y su dignidad. Como a ellos, la historia nos pide asumir un compromiso definitivo en defensa de los derechos humanos, aquí, en Cartagena de Indias, lugar que ustedes han elegido como sede nacional de su tutela.

Finalmente Jesús nos pide que recemos juntos; que nuestra oración sea sinfónica, con matices personales, distintas acentuaciones, pero que alce de modo conjunto un mismo clamor. Estoy seguro de que hoy rezamos juntos por el rescate de aquellos que estuvieron errados y no por su destrucción, por la justicia y no la venganza, por la reparación en la verdad y no el olvido. Rezamos para cumplir con el lema de esta visita: «¡Demos el primer paso!», y que este primer paso sea en una dirección común.
«Dar el primer paso» es, sobre todo, salir al encuentro de los demás con Cristo, el Señor. Y Él nos pide siempre dar un paso decidido y seguro hacia los hermanos, renunciando a la pretensión de ser perdonados sin perdonar, de ser amados sin amar. Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en esta dirección, que es aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias. Sólo si ayudamos a desatar los nudos de la violencia, desenredaremos la compleja madeja de los desencuentros: se nos pide dar el paso del encuentro con los hermanos, atrevernos a una corrección que no quiere expulsar sino integrar; se nos pide ser caritativamente firmes en aquello que no es negociable; en definitiva, la exigencia es construir la paz, «hablando no con la lengua sino con manos y obras» (san Pedro Claver), y levantar juntos los ojos al cielo: Él es capaz de desatar aquello que para nosotros pareciera imposible, Él ha prometido acompañarnos hasta el fin de los tiempos, Él no dejara´ estéril tanto esfuerzo.
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1 También ella tuvo la inteligencia de la caridad y supo encontrar a Dios en el prójimo; ninguno de los dos se paralizo´ ante la injusticia y la dificultad. Porque «ante el conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si nada pasara, se lavan las manos para poder continuar con su vida. Otros entran de tal manera en el conflicto que quedan prisioneros, pierden horizontes, proyectan en las instituciones las propias confusiones e insatisfacciones y así la unidad se vuelve imposible. Pero hay una tercera manera, la más adecuada, de situarse ante el conflicto. Es aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso» (Exhort. Ap. Evangelii gaudium, 227).  Fuente: Prensa de la organización de la visita papal.  Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

sábado, 9 de septiembre de 2017

El papa Francisco ante seguidores en Medellín

'Confirmación en la Fe y en la Esperanza del Evangelio'
El Papa Francisco, pidió a los antioqueños presentes en la liturgia y a los colombianos en general a romper con las prácticas que atentan contra la vida cristiana.
Ante centenares de seguidores el pontífice pronunció el siguiente mensaje durante la homilía:  
Homilía de Papa Francisco
TEXTO OFICIAL:
La vida cristiana como discipulado
Queridos hermanos y hermanas:
En la misa del jueves en Bogotá escuchábamos el llamado de Jesús a sus primeros discípulos; esta parte del Evangelio de Lucas que comenzó´ con aquella narración, culmina con el llamado a los Doce. ¿Que´ recuerdan los evangelistas entre ambos acontecimientos? Que este camino de seguimiento supuso en los primeros seguidores de Jesús mucho esfuerzo de purificación. Algunos preceptos, prohibiciones y mandatos los hacían sentir seguros; cumplir con determinadas prácticas y ritos los dispensaba de la inquietud de preguntarse: ¿Que´ es lo que le agrada a nuestro Dios? Jesús, el Señor, les señala que cumplir es caminar tras Él, y que ese caminar los ponía frente a leprosos, paralíticos, pecadores. Esas realidades demandaban mucho más que una receta, una norma establecida. Aprendieron que ir detrás de Jesús supone otras prioridades, otras consideraciones para servir a Dios. Para el Señor, también para la primera comunidad, es de suma importancia que quienes nos decimos discípulos no nos aferremos a cierto estilo, a ciertas prácticas que nos acercan más al modo de ser de algunos fariseos de entonces que al de Jesús. La libertad de Jesús se contrapone con la falta de libertad de los doctores de la ley de aquella época, que estaban paralizados por una interpretación y práctica rigorista de la ley. Jesús no se queda en un cumplimento aparentemente «correcto», Él lleva la ley a su plenitud y por eso quiere ponernos en esa dirección, en ese estilo de seguimiento que supone ir a lo esencial, renovarse e involucrarse. Son tres actitudes que tenemos que plasmar en nuestra vida de discípulos. 
Lo primero, ir a lo esencial. No quiere decir «romper con todo» lo que no se acomoda a nosotros, porque tampoco Jesús vino «a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud» (Mt 5,17); es más bien ir a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida. Jesús enseña que la relación con Dios no puede ser un apego frío a normas y leyes, ni tampoco un cumplimiento de ciertos actos externos que no llevan a un cambio real de vida. Tampoco nuestro discipulado puede ser motivado simplemente por una costumbre, porque contamos con un certificado de bautismo, sino que debe partir de una viva experiencia de Dios y de su amor. El discipulado no es algo estático, sino un continuo movimiento hacia Cristo; no es simplemente el apego a la explicitación de una doctrina, sino la experiencia de la presencia amigable, viva y operante del Señor, un permanente aprendizaje por medio de la escucha de su Palabra. Y esa palabra, lo hemos escuchado, se nos impone en las necesidades concretas de nuestros hermanos: será el hambre de los más cercanos en el texto proclamado, o la enfermedad en lo que narra Lucas a continuación.
Asistencia al aeropuerto Olaya Herrera
La segunda palabra, renovarse. Como Jesús «zarandeaba» a los doctores de la ley para que salieran de su rigidez, ahora también la Iglesia es «zarandeada» por el Espíritu para que deje sus comodidades y apegos. La renovación no nos debe dar miedo. La Iglesia esta´ siempre en renovación —Eclesia semper reformanda—. No se renueva a su antojo, sino que lo hace «firme y bien fundada en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia» (Col 1,23). La renovación supone sacrificio y valentía, no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor. El Señor del sábado, la razón de ser de todos nuestros mandatos y prescripciones, nos invita a ponderar lo normativo cuando esta´ en juego el seguimiento; cuando sus llagas abiertas, su clamor de hambre y sed de justicia nos interpelan y nos imponen respuestas nuevas. Y en Colombia hay tantas situaciones que reclaman de los discípulos el estilo de vida de Jesús, particularmente el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz.
En el aeropuerto de Rionegro el Papa saludaba
a un niño de brazos durante el recibimiento
La tercera palabra, involucrarse. Involucrarse, aunque para algunos eso parezca ensuciarse, mancharse. Como David o los suyos que entraron en el Templo porque tenían hambre y los discípulos de Jesús entraron en el sembrado y comieron las espigas, también hoy a nosotros se nos pide crecer en arrojo, en un coraje evangélico que brota de saber que son muchos los que tienen hambre, hambre de Dios, hambre de dignidad, porque han sido despojados. Y, como cristianos, ayudar a que se sacien de Dios; no impedirles o prohibirles ese encuentro. No podemos ser cristianos que alcen continuamente el estandarte de «prohibido el paso», ni considerar que esta parcela es mía, adueñándome de algo que no es absolutamente mío. La Iglesia no es nuestra, es de Dios; Él es el dueño del templo y del sembrado; todos tienen cabida, todos son invitados a encontrar aquí y entre nosotros su alimento. Nosotros somos simples «servidores» (cf. Col 1,23) y no podemos ser quienes impidamos ese encuentro. Al contrario, Jesús nos pide, como lo hizo a sus discípulos: «Denles ustedes de comer» (Mt 14,16); este es nuestro servicio. Bien entendió esto Pedro Claver, a quien hoy celebramos en la liturgia y que mañana venerare´ en Cartagena. «Esclavo de los negros para siempre» fue su lema de vida, porque comprendió, como discípulo de Jesús, que no podía permanecer indiferente ante el sufrimiento de los más desamparados y ultrajados de su época y que tenía que hacer algo para aliviarlo.
Hermanos y hermanas, la Iglesia en Colombia está´ llamada a empeñarse con mayor audacia en la formación de discípulos misioneros, así como lo señalamos los obispos reunidos en Aparecida en el año 2007. Discípulos que sepan ver, juzgar y actuar, como lo proponía aquel documento latinoamericano que nació en estas tierras (cf. Medellín, 1968). Discípulos misioneros que saben ver, sin miopías heredadas; que examinan la realidad desde los ojos y el corazón de Jesús, y desde ahí la juzgan. Y que arriesgan, actúan, se comprometen.
He venido hasta aquí justamente para confirmarlos en la fe y en la esperanza del Evangelio: manténganse firmes y libres en Cristo, de modo que lo reflejen en todo lo que hagan; asuman con todas sus fuerzas el seguimiento de Jesús, conózcanlo, déjense convocar e instruir por Él, anúncienlo con la mayor alegría. 
Pidamos a través de la intercesión de nuestra Madre, Nuestra Señora de la Candelaria, que nos acompañe en nuestro camino de discípulos, para que poniendo nuestra vida en Cristo, seamos simplemente misioneros que llevemos la luz y la alegría del Evangelio a todas las gentes. Fuente: Prensa de la organización de la visita papal. Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

viernes, 8 de septiembre de 2017

Villavicencio vibró hoy con la llegada del Papa Francisco

Ante una multitud calculada en más de 600 mil habitantes, el Papa pronunció  una homilía titulada 'Reconciliarse en Dios, con los Colombianos y con la creación', en la que dijo 'todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación será un fracaso'.
 Villavicencio, 8 sep (SIG). El Papa Francisco afirmó este viernes en la puerta de los Llanos de Colombia que la reconciliación se concreta y consolida con el aporte de todos. Ante una multitud calculada en más de 600 mil habitantes, el Papa en segundo día de visita a Colombia promoción una homilía titulada 'Reconciliarse en Dios, con los Colombianos y con la creación'.  Leer más


jueves, 7 de septiembre de 2017

Bogotá: El Papa Francisco pronunció emotiva homilía

Constructores de la paz, promotores de la vida
El evangelista recuerda que el llamado de los primeros discípulos fue a orillas del lago de Genesaret, allí donde la gente se aglutinaba para escuchar una voz capaz de orientarles e iluminarles; y también es el lugar donde los pescadores cierran sus fatigosas jornadas, en las que buscan el sustento para llevar una vida sin penurias, digna y feliz. Es la única vez en todo el Evangelio de Lucas en que Jesús predica junto al llamado mar de Galilea. En el mar abierto se confunden la esperada fecundidad del trabajo con la frustración por la inutilidad de los esfuerzos vanos. Según una antigua lectura cristiana, el mar también representa la inmensidad donde conviven todos los pueblos. Finalmente, por su agitación y oscuridad, evoca todo aquello que amenaza la existencia humana y que tiene el poder de destruirla.
Nosotros usamos expresiones similares para definir multitudes; una marea humana, un mar de gente. Ese día, Jesús tiene detrás de sí, el mar y frente a Él, una multitud que lo ha seguido porque sabe de su conmoción ante el dolor humano… y de sus palabras justas, profundas, certeras. Todos ellos vienen a escucharlo, la Palabra de Jesús tiene algo especial que no deja indiferente a nadie; su Palabra tiene poder para convertir corazones, cambiar planes y proyectos. Es una Palabra probada en la acción, no es una conclusión de escritorio, de acuerdos fríos y alejados del dolor de la gente, por eso es una Palabra que sirve tanto para la seguridad de la orilla como para la fragilidad del mar.
Esta querida ciudad, Bogotá, y este hermoso país, Colombia, tienen mucho de estos escenarios humanos presentados por el Evangelio. Aquí se encuentran multitudes anhelantes de una palabra de vida, que ilumine con su luz todos los esfuerzos y muestre el sentido y la belleza de la existencia humana. Estas multitudes de hombres y mujeres, niños y ancianos habitan una tierra de inimaginable fecundidad, que podría dar frutos para todos. Pero también aquí, como en otras partes, hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida: las tinieblas de la injusticia y de la inequidad social; las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos; las tinieblas del irrespeto por la vida humana que siega a diario la existencia de tantos inocentes, cuya sangre clama al cielo; las tinieblas de la sed de venganza y del odio que mancha con sangre humana las manos de quienes se toman la justicia por su cuenta; las tinieblas de quienes se vuelven insensibles ante el dolor de tantas víctimas. A todas esas tinieblas Jesús las disipa y destruye con su mandato en la barca de Pedro: “Navega mar adentro” (Lc 5,4).
Nosotros podemos enredarnos en discusiones interminables, sumar intentos fallidos y hacer un elenco de esfuerzos que han terminado en nada; igual que Pedro, sabemos qué significa la experiencia de trabajar sin ningún resultado. Esta Nación también sabe de ello, cuando por un período de 6 años, allá al comienzo, tuvo 16 presidentes y pagó caro sus divisiones (“la patria boba”); también la Iglesia en Colombia sabe de trabajos pastorales vanos e infructuosos, pero como Pedro, también somos capaces de confiar en el Maestro, cuya palabra suscita fecundidad incluso allí donde la inhospitalidad de las tinieblas humanas hace infructuosos tantos esfuerzos y fatigas. Pedro es el hombre que acoge decidido la invitación de Jesús, que lo deja todo y lo sigue, para transformarse en nuevo pescador, cuya misión consiste en llevar a sus hermanos al Reino de Dios, donde la vida se hace plena y feliz.
Pero el mandato de echar las redes no está dirigido sólo a Simón Pedro; a él le ha tocado navegar mar adentro, como aquellos en vuestra patria que han visto primero lo que más urge, aquellos que han tomado iniciativas de paz, de vida. Echar las redes entraña responsabilidad. En Bogotá y en Colombia peregrina una inmensa comunidad, que está llamada a convertirse en una red vigorosa que congregue a todos en la unidad, trabajando en la defensa y en el cuidado de la vida humana, particularmente cuando es más frágil y vulnerable: en el seno materno, en la infancia, en la vejez, en las condiciones de discapacidad y en las situaciones de marginación social. También multitudes que viven en Bogotá y en Colombia pueden llegar a ser verdaderas comunidades vivas, justas y fraternas si escuchan y acogen la Palabra de Dios. En estas multitudes evangelizadas surgirán muchos hombres y mujeres convertidos en discípulos que, con un corazón verdaderamente libre, sigan a Jesús; hombres y mujeres capaces de amar la vida en todas sus etapas, de respetarlas, de promoverla.
Hace falta llamarnos unos a otros, hacernos señas, como los pescadores, volver a considerarnos hermanos, compañeros de camino, socios de esta empresa común que es la patria. Bogotá y Colombia son, al mismo tiempo, orilla, lago, mar abierto, ciudad por donde Jesús ha transitado y transita, para ofrecer su presencia y su palabra fecunda, para sacar de las tinieblas y llevarnos a la luz y la vida. Llamar a otros, a todos, para que nadie quede al arbitrio de las tempestades; subir a la barca a todas las familias, santuario de vida; hacer lugar al bien común por encima de los intereses mezquinos o particulares, cargar a los más frágiles promoviendo sus derechos. 
Pedro experimenta su pequeñez, lo  inmenso de la Palabra y el accionar de Jesús; Pedro sabe de sus fragilidades, de sus idas y venidas, como lo sabemos nosotros, como lo sabe la historia de violencia y división de vuestro pueblo que no siempre nos ha encontrado compartiendo barca, tempestad, infortunios. Pero al igual que a Simón, Jesús nos invita a ir mar adentro, nos impulsa al riesgo compartido, a dejar nuestros egoísmos y a seguirlo. A perder miedos que no vienen de Dios, que nos inmovilizan y retardan la urgencia de ser constructores de la paz, promotores de la vida.  Fuente: Prensa de la organización Papal.  Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

Sentido mensaje del Papa Francisco a los colombianos

Foto ACI prensa (David Ramos)
Bogotá.- El Papa Francisco dirigió hoy  un elocuente y vibrante mensaje a los colombianos y al mundo, durante su intervención en el Balcón del Palacio cardenalicio, cuando impartió la Bendición a los fieles. El Saludo del Santo Padre está consignado en el siguiente documento oficial:
Queridos hermanos y hermanas:
Los saludo con gran alegría y les agradezco la calurosa bienvenida. «Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes» (Lc 10,5-6).
Hoy entro a esta casa que es Colombia diciéndoles, ¡La paz con ustedes! Así era la expresión de saludo de todo judío y también de Jesús. Porque quise venir hasta aquí como peregrino de paz y de esperanza, y deseo vivir estos momentos de encuentro con alegría, dando gracias a Dios por todo el bien que ha hecho en esta Nación, en cada una de sus vidas.
Vengo también para aprender; sí, aprender de ustedes, de su fe, de su fortaleza ante la adversidad. Han vivido momentos difíciles y oscuros, pero el Señor está cerca de ustedes, en el corazón de cada hijo e hija de este País. Él no es selectivo, no excluye a nadie sino que abraza a todos; y todos somos importantes y necesarios para Él. Durante estos días quisiera compartir con ustedes la verdad más importante: que Dios los ama con amor de Padre y los anima a seguir buscando y deseando la paz, aquella paz que es auténtica y duradera.
Veo aquí a muchos jóvenes que han venido de todos los rincones del País: cachacos, costeños, paisas, vallunos, llaneros. Para mí siempre es motivo de gozo encontrarme con los jóvenes. En este día les digo: mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Nadie se la podrá quitar (cf. Jn 16,22). No se la dejen robar, cuiden esa alegría que todo lo unifica en el saberse amados por el Señor. El fuego del amor de Jesucristo hace desbordante ese gozo, y es suficiente para incendiar el mundo entero. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que se propongan! ¡No le teman al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande! A ese sueño grande los quiero invitar hoy.
Ustedes, los jóvenes, tienen una sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de otros; los voluntariados del mundo entero se nutren de miles de ustedes que son capaces de resignar tiempos propios, comodidades, proyectos centrados en ustedes mismos, para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos. Pero también puede suceder que hayan nacido en ambientes donde la muerte, el dolor, la división han calado tan hondo que los hayan dejado medio mareados, como anestesiados: Dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los abofetee y los movilice. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono.
También ustedes, chicos y chicas, que viven en ambientes complejos, con realidades distintas y situaciones familiares de lo más diversas, se han habituado a ver que no todo es blanco ni todo es negro; que la vida cotidiana se resuelve en una amplia gama de tonalidades grises y esto los puede exponer al riesgo de caer en una atmósfera de relativismo, dejando de lado esa potencialidad que tienen los jóvenes, la de entender el dolor de los que han sufrido. Ustedes tienen la capacidad no sólo de juzgar, señalar desaciertos, sino también esa otra capacidad hermosa y constructiva: la de comprender. Comprender que incluso detrás de un error —porque el error es error y no hay que maquillarlo— hay un sinfín de razones, de atenuantes. ¡Cuánto los necesita Colombia para ponerse en los zapatos de aquellos que muchas generaciones anteriores no han podido o no han sabido hacerlo, o no atinaron con el modo adecuado para lograr comprender!
A ustedes, jóvenes, les es tan fácil encontrarse. Les basta un rico café, un refajo, o lo que sea, como excusa para suscitar el encuentro. Los jóvenes coinciden en la música, en el arte... ¡si hasta una final entre el Atlético Nacional y el América de Cali es ocasión para estar juntos! Ustedes pueden enseñarnos que la cultura del encuentro no es pensar, vivir, ni reaccionar todos del mismo modo; es saber que más allá de nuestras diferencias somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende, somos parte de este maravilloso País.
También vuestra juventud los hace capaces de algo muy difícil en la vida: perdonar. Perdonar a quienes nos han herido; es notable ver cómo no se dejan enredar por historias viejas, cómo miran con extrañeza cuando los adultos repetimos acontecimientos de división simplemente por estar atados a rencores. Ustedes nos ayudan en este intento de dejar atrás lo que nos ofendió, de mirar adelante sin el lastre del odio, porque nos hacen ver todo el mundo que hay por delante, toda la Colombia que quiere crecer y seguir desarrollándose; esa Colombia que nos necesita a todos y que los mayores le debemos a ustedes. 
Y precisamente por esto enfrentan el enorme desafío de ayudarnos a sanar nuestro corazón; a contagiarnos la esperanza joven que siempre está dispuesta a darle a los otros una segunda oportunidad. Los ambientes de desazón e incredulidad enferman el alma, ambientes que no encuentran salida a los problemas y boicotean a los que lo intentan, dañan la esperanza que necesita toda comunidad para avanzar. Que sus ilusiones y proyectos oxigenen Colombia y la llenen de utopías saludables.
Sólo así se animarán a descubrir el País que se esconde detrás de las montañas; el que trasciende titulares de diarios y no aparece en la preocupación cotidiana por estar tan lejos. Ese País que no se ve y que es parte de este cuerpo social que nos necesita: descubrir la Colombia profunda. Los corazones jóvenes se estimulan ante los desafíos grandes: ¡Cuánta belleza natural para ser contemplada sin necesidad de explotarla! ¡Cuántos jóvenes como ustedes precisan de su mano tendida, de su hombro para vislumbrar un futuro mejor!
Hoy he querido estar estos momentos con ustedes; estoy seguro de que ustedes tienen el potencial necesario para construir la nación que siempre hemos soñado. Los jóvenes son la esperanza de Colombia y de la Iglesia; en su caminar y en sus pasos adivinamos los del Mensajero de la Paz, de Aquél que nos trae noticias buenas.
Queridos hermanos y hermanas de este amado País. Me dirijo ahora a todos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, como quien quiere ser portador de esperanza: que las dificultades no los opriman, que la violencia no los derrumbe, que el mal no los venza. Creemos que Jesús, con su amor y misericordia que permanecen para siempre, ha vencido el mal, el pecado y la muerte. Sólo basta salir a su encuentro. Los invito al compromiso, no al cumplimiento, en la renovación de la sociedad, para que sea justa, estable, fecunda. Desde este lugar, los animo a afianzarse en el Señor, es el único que nos sostiene y alienta para poder contribuir a la reconciliación y a la paz.
Los abrazo a todos y a cada uno, a los enfermos, a los pobres, a los marginados, a los necesitados, a los ancianos, a los que están en sus casas… a todos; todos están en mi corazón. Y ruego a Dios que los bendiga. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí.  Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

miércoles, 6 de septiembre de 2017

El Papa Francisco llegó este miércoles a Colombia

Foto: Conferencia Episcopal colombiana
Bogotá, 6 de septiembre de 2017.- A las 4:12 de la tarde tocó suelo colombiano el avión que trajo al Pontífice desde Roma. Veinte minutos después el Obispo de Roma se encontró con el Presidente Juan Manuel Santos.
El Papa Francisco llegó este miércoles a Bogotá para una visita de cuatro días a Colombia, en la cual invitará a los colombianos a que den 'el primer paso' en la reconciliación.
El argentino Jorge Mario Bergoglio, que en 2013 fue elegido como el sucesor de Pedro número 266, es el tercer Papa que visita a Colombia en medio siglo, luego de que lo hicieran Paulo VI en 1968 y Juan Pablo II en 1986.
El avión de Alitalia que transportó desde Roma al Pontífice, en un viaje de más de 12 horas y más de 9 mil kilómetros, aterrizó a las 4:12 pm en el aeropuerto Eldorado, de la capital del país, donde le esperaba el Presidente de la República, Juan Manuel Santos, acompañado por su esposa María Clemencia Rodriguez de Santos.
Veinte minutos más tarde se abrió la puerta del avión, bautizado con el nombre del pintor italiano Giovanni Battista Tiepolo, un Airbus A330 y subió por la escalerilla el Nuncio Apostólicos en Colombia, monseñor Ettore Balestrero.
Enseguida apareció el Papa, quien descendió lentamente hasta encontrarse con el Presidente Santos y su señora María Clemencia, que le dieron la bienvenida a nombre de los colombianos, en una tarde soleada.
El arzobispo de Bogotá, cardenal Rubén Salazar, y otros dignatarios de la Iglesia católica colombiana saludaron al Papa y a continuación el Jefe del Estado colombiano caminó al lado de Francisco, presentándole al Vicepresidente de la República, general (r) Óscar Naranjo y a los miembros del Gabinete.
A su turno el Papa presentó al Presidente Santos a miembros de su comitiva.
El Papa Francisco recibió un regalo de manos de Emanuel, hijo de la dirigente política
Clara Rojas, que duró seis años secuestrada. El obsequio es una paloma blanca de cerámica de la artista Ana González Rojas.
Francisco rompió el protocolo en algún momento y se dirigió hacia un grupo de víctimas del conflicto, según relató minutos más tarde el Presidente Santos.
El ilustre visitante fue recibido con música típica colombiana interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, el grupo Jocayu, de Cali y la compañía Herencia Viva.
El pastor de la cristiandad y a la vez Jefe del Estado Vaticano se despidió del Presidente de la República y se trasladó con el cardenal Salazar en el papamóvil hacia la Nunciatura Apostólica, situada en el sector capitalino de Teusaquillo. En esa sede diplomática, cerca del centro de la ciudad, pasará las cuatro noches de su viaje a Colombia.
El Papa será recibido mañana jueves a las 9:00 am por el Presidente Santos en la Casa de Nariño.
Luego iniciará las actividades de su visita apostólica, que incluye también actos en Villavicencio el viernes, en Medellin el sábado y en Cartagena el domingo.  Fuente: Prensa de la visita del Papa. Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

Reunión del Gobierno nacional con mandatarios de frontera

Participaron también los ministros de Educación, Trabajo, Interior, y varios Viceministros
´María Ángela Holguín
Canciller
Bogotá (sep. 6/17). -  La cancillería colombiana se reunió con los gobernadores de la frontera con Venezuela, para evaluar las acciones puestas en vigencia entre el Gobierno Nacional y los entes territoriales en esa región.
La Ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, se reunió con los gobernadores de Arauca, Ricardo Alvarado; Norte de Santander, William Villamizar, y La Guajira, Weildler Guerra, donde se acordó fortalecer los mecanismos de seguimiento conjunto a la estrategia de control y regulación de la situación en zona de frontera con Venezuela. Para tal efecto se acordó que un equipo técnico de Viceministros junto al Dirección de Integración y Desarrollo Fronterizo realizarán un seguimiento sistemático a las diferentes medidas y se incrementarán las acciones para el control de la frontera y del flujo de la población venezolana. 
El flujo de ciudadanos venezolanos y los impactos de dicha migración están siendo abordados como un tema de Estado, fue uno de los mensajes del Gobierno Nacional durante la reunión en la que participaron los ministros de Educación, Yaneth Giha; Trabajo, Griselda Janeth Restrepo, Interior, Guillermo Rivera, y los Viceministros de Defensa, Aníbal Fernández de Soto; Salud, Luis Fernando Correa; de Comercio, Daniel Arango, y de Empleo, Fredys Miguel Socarrás. Así como el Director de Migración Colombia, Christian Krüger; el  Director para el Desarrollo y la Integración Fronteriza, Víctor Bautista, y el Embajador de Colombia en Venezuela, Ricardo Lozano.
Durante la reunión se profundizaron aspectos específicos como la migración de venezolanos y sus impactos en los sistemas regionales de salud, educación y empleo, entre otros. En consecuencia, se realizó una evaluación conjunta para medir la eficacia de las acciones que ha desarrollado el Gobierno Nacional y los gobernadores de los departamentos de frontera.
Los gobernadores manifestaron las situaciones que consideran prioritarias para concentrar los esfuerzos del Estado; por lo que se señaló que es necesario continuar con las mesas de frontera instaladas en cada uno de los departamentos para hacer un monitoreo constante de la situación.
Con relación a los recursos económicos, el Gobierno Nacional velará por un adecuado registro de las acciones y de la situación que permitirá tomar decisiones frente a la asignación y aplicación de recursos.
Los gobernadores de Arauca, Norte de Santander y La Guajira resaltaron el papel de la Cancillería con la articulación del trabajo del Gobierno Nacional en la Frontera, así como la presencia en el territorio a través de los proyectos que se han venido desarrollando.
Fuente: Prensa - Ministerio de Relaciones Exteriores
Calle 10 No. 5 – 51 Palacio de San Carlos ·
Bogotá. Colombia.  Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

Reconocimiento a Incubadora de Empresas Creame

La organización se encuentra en una etapa avanzada o de estado ideal, tras cumplir en un 99% con los requisitos para el reconocimiento.
Fenalco Solidario destacó las prácticas de responsabilidad internas y externas para fortalecer los actores que hacen parte de la cadena de valor de la empresa.
Bogotá.- La Corporación Fenalco Solidario Colombia entregó a CREAME Incubadora de Empresas el certificado de responsabilidad social, luego de cumplir en un 99% con los requisitos para acceder a este reconocimiento, lo cual ubica a la organización en una etapa de estado ideal o avanzada.
Lo anterior significa que CREAME Incubadora de Empresas desarrolla prácticas de responsabilidad social no solo dentro de la organización sino también con los demás actores que hacen parte de su cadena de valor.
María Liliana Gallego Yepes, directora ejecutiva de CREAME, expresó sobre este avance de la Incubadora: “Reconocimientos como este nos permiten fortalecer cada vez más nuestra integración con la comunidad, nuestro compromiso con los proveedores, clientes y en especial con el equipo de trabajo y con los emprendedores que son nuestros beneficiarios y nuestra razón de ser”, indicó. Añadió que ésta es la muestra de un trabajo colaborativo y en equipo. Por segundo año consecutivo tenemos el honor de estar certificados como empresa que apoya y fortalece la sostenibilidad. Por eso es tan valioso este certificado, porque lo obtenemos con el apoyo de todo el equipo de trabajo; no es un esfuerzo independiente, sino que es un esfuerzo mancomunado de todo el personal.
Por su parte, la Corporación Fenalco Solidario Colombia dijo que la certificación fue otorgada bajo el cumplimiento de varios lineamientos, enfocados en que la organización genere continuamente buenas prácticas de responsabilidad social, las cuales abarcan proyectos que benefician a la comunidad, buenas prácticas laborales, ambientales, entre otras.
El sello fue entregado a CREAME Incubadora de Empresas este martes 5 de septiembre de 2017, por parte de la directora ejecutiva de la Corporación Fenalco Solidario de Colombia, Sandra Patricia Sierra Vélez, y tiene vigencia hasta el junio de 2018.  
Fuente: Alejandro Palacio Ramírez
Coordinador de Comunicaciones
CREAME Incubadora de Empresas
Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

martes, 5 de septiembre de 2017

Proyectos productivos benefician a 899 familias campesinas

$3.758 millones invertidos por la ADR en el Eje Cafetero
Bogotá D.C. 5 de septiembre de 2017. Con la ejecución de 11 proyectos productivos cofinanciados por la Agencia de Desarrollo Rural, 899 familias campesinas de los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda fortalecieron su calidad de vida.
A través de la Unidad Técnica Territorial -UTT- No.6, en el último mes se ejecutaron recursos por $3.758.530.439 representados en insumos agrícolas, maquinaria y herramientas para el mejoramiento de las líneas productivas de café, cacao, caña ladera y cítricos, mejorando sustancialmente las posibilidades de inversión, desarrollo económico y calidad de vida de las familias campesinas de la región.
En este sentido, en los municipios de Chinchiná, Aguadas, Anserma, Belarcazar, Neira, Salamina, Pacora, Pensilvania, Samaná, Risaralda, Quindío, Filadelfia, Manizales, Neira, Pacora, Risaralda, San José, Marquetalia, Norcasia, Victoria, Viterbo y La Merced, del departamento de Caldas, la Agencia de Desarrollo Rural realizó una inversión que ascendió a los $2.711.541.162 en asistencia técnica, con el propósito de satisfacer la demanda de mercados departamentales y nacionales de las líneas productivas de café, cacao, caña ladera, cítricos, plátano, guanábana y guayaba manzana, que 644 familias trabajan para fortalecer su economía familiar.
De otra parte, en el centro-oeste del país, en el departamento del Quindío, 57 hogares campesinos de los municipios de Buenavista, Calarcá, Circasia, Córdoba, Filandia, Génova, Quimbaya, Pijao, Salento, Montenegro y La Tebaida, recibieron por parte de la ADR una cofinanciación de $646.989.277 para el buen mantenimiento y aumento de la cosecha de café, plátano y sábila, y la cría de ganado porcino y producción de huevo.
Es de destacar proyecto dirigido a la Asociación Cosechar, cuyo objetivo es la producción de huevos, bajo el esquema de gallina feliz, el cual permitió elevar el trabajo, la producción y los ingresos económicos de 12 familias rurales del departamento.
“Soy madre cabeza de hogar, mujer rural y llevo 15 años en la Asociación Cosechar, tengo dos hijos de 18 y 20 años estudiando en la universidad y nuestro sustento económico siempre ha sido la siembra de plátano, pero desde el 2016 el plátano ha estado muy económico, a $500 unidad y eso no es rentable en esta zona. Ahora que recibimos 180 gallinas, 15 por familia y concentrado para 3 meses, nuestros ingresos han mejorado. Hace un mes que las tenemos y ya logramos vender una primera pequeña producción de 360 huevos, es decir, 12 cubetas que nos representaron $120.000”, afirmó María Eucarisis, líder del proyecto.
María había perdido las esperanzas de lograr el beneficio, pero hoy agradece al Gobierno Nacional por tan importante apoyo. “Soy la más feliz y en nombre de mis hijos y de la Asociación doy gracias a Dios y al Gobierno porque llegó la Agencia. Estos proyectos del campo además de mejorar la asistencia alimentaria, genera vínculo familiar pues con mis hijos nos turnamos a la hora de alimentar las gallinas y en las demás tareas de los cultivos. Aquí habrá revelo generacional, porque mi hijo estudia procesos agroindustriales y mi hija será promotora ambiental” agregó María con entusiasmo.

La Unidad Técnica Territorial continúa adelantando jornadas de socialización de la oferta institucional y generando espacios de participación y apoyo para la estructuración de nuevas iniciativas productivas de pequeños y medianos empresarios del campo.
Aquí Nuestras redes sociales
 @AgenciaDesarrolloRuralCo
@ADR_Colombia
@ADR_Colombia
Agencia de Desarrollo Rural
Oficina de Prensa Agencia de Desarrollo Rural  
Fuente: Agencia de Desarrollo Rural (ADR).  Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

jueves, 31 de agosto de 2017

Pasajeros del Camilo Daza, favor llegar con 3 horas de adelanto

Se tienen programados cuatro vuelos entre las 7:00 p.m., y las 10:30 p.m.
Según las autoridades, se espera en la noche una alta afluencia de cucuteños en el recibimiento de la Selección Colombia de Fútbol.
Cúcuta, Norte de Santander. Agosto 31 de 2017. – Medidas especiales de movilidad aérea, tomaron las autoridades aeronáuticas  para este jueves a raíz de la llegada de la Selección Colombia de fútbol, de regreso a Barranquilla tras cumplir su cita con la selección de Venezuela.
La Concesión Aeropuertos de Oriente S.A.S., recomienda a los pasajeros, que tienen vuelos programados para hoy en el Aeropuerto Internacional Camilo Daza de Cúcuta, llegar con tres horas de anticipación debido a posibles inconvenientes en la movilidad de la ciudad ante el regreso de la Selección Colombia de Fútbol sobre las 8:30 p.m., al terminal aéreo.
Este anuncio se realiza de manera preventiva a los pasajeros que viajan entre las 7:00 p.m., y 10:30 p.m., con el fin de evitar problemas en su llegada al terminal aéreo para realizar el proceso de registro y abordaje de sus vuelos.
En el periodo de tiempo mencionado, se tiene programado cuatro vuelos, así:
- Cúcuta – Bucaramanga a las 7:50 p.m., operado por Easyfly.
- Cúcuta – Bogotá a las 8:01 p.m., operado por Avianca.
- Cúcuta – Bogotá a las 8:47 p.m., operado por Avianca.
- Cúcuta – Bogotá a las 9:45 p.m., operado por Avianca.
- Cúcuta – Bogotá a las 10:27 p.m., operado por Latam.
El anuncio es producto de la alta afluencia de ciudadanos que salieron ayer a las calles a recibir a la Selección Colombia de Fútbol, lo cual provocó congestión y problemas en la movilidad desde el aeropuerto Camilo Daza hasta el puente Francisco de Paula Santander, en la salida hacia Ureña. Se espera que en el regreso del combinado nacional a Cúcuta, ocurra lo mismo.
Esta solicitud surge luego de una reunión realizada entre Aeropuertos de Oriente S.A.S., Policía Nacional y Secretaria de Transito del Municipio de Cúcuta.
Fuente de Información: Miguel Soto
Jefe de Comunicaciones y Relaciones Corporativas
Aeropuertos de Oriente S.A.S.    Ajuste de texto y diagramación: Bersoahoy.co

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