El presidente de la república
Juan Manuel Santos en su visita al Caquetá habló de varios temas que
tienen que ver con el progreso social y
la paz.
El jefe del estado fue
acompañado por varios de los ministros que tienen que ver con los programas que
se vienen desarrollando tanto en su capital, Florencia, como la vivienda y el fluido
eléctrico.
Palabras del Presidente de la
República, Juan Manuel Santos, en la presentación del proyecto de
electrificación rural para el Caquetá
Florencia, Caquetá, 12 feb
(SIG).
“Yo decía hace unos momentos
que hoy es un día agridulce. La parte negativa, la parte agria, de este día es
precisamente el motivo por el cual hicimos el minuto de silencio. La muerte de
esos cuatro niños, aquí en el Caquetá, estremeció al país entero. Ustedes no se
alcanzan a imaginar lo que eso produjo en toda Colombia.
Yo estaba en Cúcuta. Cuando me
contaron, se me arrugó literalmente el corazón. Me comuniqué con nuestra
Directora de Bienestar Familiar, Cristina Plazas, quien me pasó al teléfono al
niño sobreviviente, a Pablo. Un niño al que acabo de visitar en el hospital.
Estuve con su padre, con su madre, con sus hermanos sobrevivientes, con su
familia.
Uno se pregunta por qué pasan
estas cosas, qué hemos hecho en Colombia para que suceda semejante crimen tan
macabro, porque el asesinato de cuatro niños no se le pasa por la cabeza a
nadie. Y uno tiene que ir relacionando esto con nuestra historia. Una historia,
infortunadamente, de violencia, de guerra. Este departamento tiene 32 años.
Hace 32 años Caquetá se constituyó en departamento. Eso quiere decir que el
Caquetá no ha vivido un solo día de paz, ni uno. Mi generación, la mayoría de
personas de mi generación, soy un poco más viejo que el Caquetá, tampoco ha
vivido un solo día de paz.
Cincuenta años, más de 50
años, llevamos de guerra. De una guerra que ha generado todo tipo de violencia,
que ha abierto todo tipo de heridas, que ha alimentado los odios, las
venganzas, los celos, todo eso negativo que tenemos los colombianos que ir
dejando atrás. Y esa guerra que queremos todos terminar lo más pronto posible.
Dentro de ese esfuerzo, estamos allá en La Habana silenciando los fusiles, que
es una forma, una condición necesaria pero no suficiente para lograr la paz,
una paz estable, duradera. Esa paz estable y duradera se va sembrando con otras
obras, con otras acciones.
Pero volviendo a la parte
agria, al asesinato terrible de estos niños, hoy coincidencialmente es el día
que en se conmemora, el 12 de febrero, el Día Internacional contra la
Vinculación de los Niños al Conflicto Armado. Hoy. No hay nada más cruel que
llevarse un niño a una guerra. No hay nada que destruya la fibra moral de una
sociedad que enseñarles a los niños a matar, a odiar. Eso queda sembrado, y
después erradicarlo es bien difícil. Por eso el empeño de nosotros de terminar
la guerra y, sobre todo, el empeño de poder decir: ¡No más niños en la guerra!
Hace 14 años entró en vigencia
el Protocolo de la Convención de los Derechos del Niño, relativo precisamente a
la participación de los niños en la guerra. Y hoy en La Habana escuchamos una
declaración de las Farc, dentro de su espíritu de ir desescalando el conflicto.
Hace unos meses, un poco más de dos meses, iniciaron algo que yo he valorado mucho:
declararon un cese al fuego unilateral e indefinido. Y hoy han dado un paso
también en la dirección correcta. Hoy las Farc, de manera unilateral, han
anunciado no reclutar niños menores de 17 años. Es un paso, repito, que
valoramos, en la dirección correcta.
Pero no es suficiente, sobre
todo cuando se trata de los niños. Primero, no entiendo por qué 17 años. La
norma establecida son los 18. Pero tampoco entiendo que se queden en la mitad
del camino. Hubiera sido preferible, y el pueblo colombiano hubiera recibido
eso con más alegría, si dicen no solamente que dejan de reclutar niños menores
de 18 años, sino que los que tienen reclutados los liberan. Y eso
infortunadamente no ha sucedido. Seguiremos insistiendo en ese paso. Pero en el
fondo lo que va a terminar esa práctica macabra de reclutar y poner niños en
una guerra, es terminar el conflicto. Esa es la vía más rápida para que ese
clamor: no más niños en la guerra, se vuelva realidad.
Yo escuché a nuestra querida
Cristina Plazas, Directora del Bienestar Familiar, diciendo unas frases que me
llegaron al corazón, porque es lo que pensamos todos sobre el derecho de los
niños y los niños con la guerra. Yo quisiera, Cristina, que usted nos repitiera
esas palabras, que tengo entendido que Humberto de la Calle también las citó
para decir simplemente que los niños son sagrados, están por encima de
cualquier conflicto, cualquier discrepancia.
Directora Icbf, Cristina
Plazas: Gracias, Presidente. Para construir la paz necesitamos que no haya ni
un solo niño, una sola niña, un solo adolescente cargando un fusil. Colombia
entera clama porque aquellos que están en las filas de los grupos al margen de
la ley, sean devueltos inmediatamente a sus hogares, pudiendo así recuperar sus
sueños y haciéndolos realidad.
Presidente Santos: Eso es lo
que sienten todos los colombianos, sobre todo las madres de esos niños, los
padres de esos niños: ni un solo niño más en esta guerra. Y por eso también
hago un llamado a que aceleremos el proceso y terminemos este conflicto de una
vez por todas.
Y ahora la parte dulce. Yo les
decía que lo que estamos haciendo en La Habana silencia los fusiles, y ojalá
logremos silenciarlos lo más pronto posible. Pero la paz es mucho más que eso.
La paz va mucho más allá. Y la paz la tenemos que sembrar nosotros todos los
días, en nuestro corazón. La paz con nosotros mismos, la paz con nuestros
familiares, la paz con nuestras comunidades, la paz en nuestros colegios, la
paz en el campo, en las ciudades. Eso se va construyendo de diferentes formas.
El acto que hoy estamos
celebrando aquí en el Caquetá encaja perfectamente dentro de ese proceso de
construir paz. Ustedes me han escuchado y me seguirán escuchando con
insistencia, que yo quiero hacer realidad un sueño, de tener una Colombia en
paz, una Colombia con más equidad y una Colombia mejor educada. Esa Colombia
con más equidad, ¿cómo la construimos? La construimos a través de sembrar unas
semillas muy importantes.
Por ejemplo, las viviendas
gratis que hoy estábamos visitando aquí en Florencia: 160 que se construyeron
ya. Y 800 que se van a construir en el próximo mes o mes y medio comienzan la
construcción. Ahí en esas viviendas gratis están viviendo víctimas de la
violencia. El Caquetá tiene el 60 por ciento, repito, de víctimas. Y hay que
darles las oportunidades necesarias para que recuperen su dignidad y sigan
adelante.
Tuve la oportunidad de ir a
visitar a una de las madres cabeza de hogar, beneficiarias de una de esas
casas, porque no solamente le estábamos dando la casa gratis, ya está viviendo,
sino que con el Ministerio de las TIC estamos distribuyendo computadores,
tabletas y servicio subsidiado de internet, para que los niños y las niñas,
todos en Colombia, sobre todo los estratos más bajos, tengan acceso a ese
maravilloso mundo de la tecnología. El mismo acceso que tienen los niños ricos
en Bogotá o en Miami o en Nueva York o en París. Eso es igualdad de
oportunidades, eso es sembrar paz. Una cosa tan maravillosa y coincidencial:
esta madre cabeza de hogar que se benefició con esta casa gratis, me dice:
‘Pero hay otra razón por la cual yo estoy agradecida, Presidente’. Entonces
digo: ‘Doña Rosa, ¿cuál es esa razón?’. ‘Que mi sobrina se ganó una de las
becas de Ser Pilo Paga y se va o se fue a estudiar a una de las mejores
universidades de Bogotá y eso no tengo con qué pagarlo’, me decía Doña Rosa.
Pues acceso a una buena
educación, acceso a buenos colegios. Por eso decretamos la gratuidad total
desde el grado 0 hasta el grado 11 para todos los niños y niñas de Colombia.
Hoy no hay excusa para que ningún padre o madre deje de matricular los niños en
el colegio, porque no les debe costar un solo peso y dejarlos sin educación es
un sacrilegio.
Pero no solo eso, sino que
queremos que en la educación superior cada vez puedan tener acceso a la mejor
educación superior. Doña Rosa me decía: ‘Me beneficié de la casa, me estoy
beneficiando del internet, del computador’. Estaba una de sus nietas conectada
a Google investigando, descubriendo un mundo nuevo. Y me dice que, aparte de
eso, una de sus sobrinas se ganó una beca. Eso me llenó de una inmensa
satisfacción.
Como decía, el Ministro (de
Minas y Energía) Tomás González, mucho de eso se mueve por electricidad. Y lo
que hoy estamos haciendo aquí es precisamente lanzando, o no lanzando,
constatando lo que ya se ha hecho, y también haciendo un anuncio de lo que se
va a hacer hacia adelante en los próximos años en materia de electrificación
rural.
La experiencia que tuve hoy.
Ustedes vieron en el video a doña Olga Lucía Núñez, madre de dos niños, en una
casa, fui a visitarla y tuve una experiencia maravillosa. Le dije: ‘Doña Olga
Lucía, ¿cómo le cambió su vida con esta electricidad?’. Y me dijo: ‘Presidente,
me la cambió totalmente; para comenzar, aquí tengo una nevera’. Me abrió la
nevera y me mostró lo que tenía en la nevera. Me decía: ‘Antes pura sal; salaba
yo esto y se me dañaba la mitad y la otra mitad nos la comíamos’.
Luego me llevó al televisor y
me dijo: ‘Ahora vemos televisión todos en familia’. Y le pregunté: ‘¿Como cuál
programa?’. Entonces me dijo: ‘El que más me gusta es Yo me Llamo’. Y entonces
le dije a uno de los muchachos: ‘¿Usted ve fútbol?’. ‘Ahora puedo ver los goles
de James’. Qué maravilla, antes no podía.
‘¿Y qué les gusta estudiar?’.
Me sorprendí cuando me dijeron: ‘Nos gusta estudiar inglés’. Ah, qué maravilla.
‘¿Y cómo estudian inglés?’. “Pues ahora como tenemos un bombillo (como el que
me acaban de dar), ahora por las noches podemos estudiar inglés”. Eso es lo que
significa que llegue la electricidad, pero lo que más me impresionó es que de
pronto así como don Eladio Ortegón me acaba de entregar esta cajita con este
bombillo de la paz, que se lo agradezco muchísimo, doña Olga Lucía llegó con un
canastico de huevos azules. Entonces yo dije: ‘Huevos azules’. Yo nunca había
visto huevos azules. Y le dije: ‘Doña Olga Lucía, y estos huevos azules, ¿esto
es magia?’. Me dijo: ‘No, Presidente, eso es electricidad’.
Resulta que tiene sus
gallinas, me las mostró, que ponen unos huevos que son tan nutritivos, tan
buenos, tan ricos. Mañana me voy a comer los primeros, me los regaló, y voy a
decirle a mi señora que nos preparemos unos buenos huevos mañana al desayuno.
Entonces le dije: ‘¿Por qué la electricidad?’. Y me dijo: ‘Porque ahora tenemos
una incubadora que con la electricidad y que con los bombillos como ese, como
el que me acaban de regalar, calentamos los huevos y salen los pollitos,
entonces tenemos una producción mucho mayor de huevos y estamos vendiendo mucho
más y el ingreso ya nos da para poder seguir progresando’.
Ese ejemplo, uno, de una
familia, es lo que queremos multiplicar por todo el país. Ya tenemos cerca del
96 por ciento de la población con electricidad, pero nos falta todavía un largo
camino por recorrer. Yo escuché a Don Eladio diciendo: nos faltan todavía
muchas familias, nos faltan muchas familias. En el Plan de Desarrollo tenemos
un plan muy ambicioso: 170 mil familias más en los próximos tres años y medio.
Yo creo, Ministro, que usted
se puso una vara un poco baja, subámosle la vara: por lo menos 200 mil familias
más. Y dentro de esas familias, las de aquí del Caquetá, las que Eladio está
pidiendo. Eso es realmente como estamos sembrando paz por todos lados: con
mejor educación, con mejor salud. Acabo de estar en el Hospital María
Inmaculada. Miren la coincidencia también. Me dice el gerente del hospital: su
tío abuelo fue el que creó ese hospital hace 70 años. Un hospital que está
progresando. Todavía tiene problemas, pero ya están unas salas a mejor nivel, y
que vamos a seguir ayudando para que cada vez tengan mejor salud los habitantes
de Florencia, el Caquetá. Y tengo entendido que este hospital le da servicio a
toda la región: al Putumayo y parte del Cauca.
Este departamento del Caquetá
es uno de los departamentos que más se van a beneficiar con la paz. Hay un
estudio de la Universidad de los Andes que hace unas proyecciones sobre qué
zonas del país tienen mayor potencial si no hay conflicto. Les decía al principio
que este departamento, que tiene 32 años, no ha vivido un solo día de paz. Pero
es un departamento que, como su himno lo dice, está lleno de riquezas de todo
tipo. Aquí ustedes tienen todo. Lo que pasa es que el conflicto los ha frenado,
no les ha permitido aprovechar toda esa riqueza.
Si paramos ese conflicto, si
volvemos este país un país reconciliado, si dejamos al lado esos odios, esa sed
de venganza, esos sentimientos negativos, y todos nos unimos para construir un
mejor país, no vamos a volver a tener episodios tan macabros como el asesinato
de estos cuatro niños. Lo que podremos tener es un departamento como el
Caquetá, pujante, creciendo a unas tasas –decía ese estudio de la Universidad
de los Andes- por encima del seis, siete por ciento. Aquí habrá prosperidad,
habrá bienestar, y no solamente le llegará, Eladio, la electricidad y podrá
usted producir más leche, mejor ganado, sino que habrá inversión de todo tipo
para hacer del Caquetá un ejemplo de desarrollo. Eso es lo que la paz puede traer.
Por eso les agradezco tanto su
presencia aquí y el apoyo que he recibido de todos los alcaldes, de la
gobernadora. Nos falta el tramo más difícil en el proceso de paz, donde hay que
tomar las decisiones más complejas. Pero estoy seguro de que si hay voluntad –y
tengo que reconocer que por parte de las Farc he encontrado reciprocidad en
materia de voluntad de llegar a la paz–, que esa voluntad la podamos canalizar
hacia una terminación, lo más pronto posible, de esta guerra. Y que el dolor
que producen acontecimientos como este de los niños asesinados, que ese dolor
lo convirtamos en energía, energía nuestra, de nuestros corazones, de nuestro
sentir, para desarrollarnos en paz y reconciliados. Por eso qué bueno haber
venido hoy, un día donde coinciden muchas cosas, pero eso también creo que es
un buen signo. Y todos unidos, todos unidos vamos a seguir construyendo este
país que nos merecemos. Muchas gracias”.
(Fin)
(Fin)
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