Declaración del Presidente de
la República de Colombia, Juan Manuel Santos
Con relación a Venezuela,
quiero expresar lo siguiente:
Desde un principio
establecimos que la diplomacia en nuestro gobierno sería una diplomacia
prudente y efectiva; no de confrontación, no de insultos, no de espectáculo.
Creemos que este tipo de
diplomacia ha sido altamente favorable para los intereses del país, como lo
demuestran los hechos.
Hoy la comunidad internacional
ve a Colombia con mejores ojos y somos mucho más relevantes. Tenemos unas
mejores relaciones con la región y el mundo, lo que se traduce en beneficios
para todos los colombianos.
Dentro de esta forma de
manejar nuestras relaciones internacionales, hemos mantenido una cordial y
constructiva relación con Venezuela, a pesar de nuestras profundas diferencias.
Lo hemos dicho en múltiples
ocasiones y lo repetimos: nos interesa, nos duele, nos preocupa todo lo que
sucede en Venezuela, no solo porque es una nación hermana con una historia
común –con la que compartimos 2.200 kilómetros de frontera– sino porque cerca
de 4 millones de colombianos viven en su territorio.
Lo que suceda en Venezuela nos
afecta inexorablemente a los colombianos. Por eso lo único que siempre deseamos
y buscamos es el bien de Venezuela y del pueblo venezolano.
Nunca hemos sido indiferentes
y no nos hemos quedado quietos frente a los problemas del vecino país.
Siempre hemos querido jugar un
papel constructivo. Siempre hemos creído que lo mejor es promover el diálogo
directo entre el Gobierno y la oposición, para que entre ellos busquen la mejor
salida y la mejor solución a las difíciles circunstancias que hoy enfrentan.
Creemos que solo así Venezuela encontrará nuevamente la estabilidad política,
económica y social que se merece.
Desde hace mucho tiempo le
hemos sugerido al Gobierno venezolano –por supuesto, con respeto por su
autonomía– la importancia del diálogo para la búsqueda de soluciones. La
comunicación con Venezuela siempre ha sido muy franca y transparente aunque
muchos no lo quieran reconocer.
En innumerables ocasiones
–desde que estaba el presidente Chávez al frente del Gobierno, y también
últimamente– hemos procurado facilitar el diálogo y unas mejores relaciones
entre Venezuela y Estados Unidos, como lo hicimos con Cuba y Estados Unidos.
Con la oposición también hemos
mantenido, desde hace tiempo, una comunicación franca y constante, y en el
mismo sentido le hemos expresado nuestras opiniones, tratando de promover el
diálogo.
Los intereses y derechos de
los colombianos en Venezuela han sido, por supuesto, una de nuestras
prioridades, y le hemos manifestado al Gobierno venezolano nuestras inquietudes
y nuestras protestas frente a los hechos que los afectan.
Por ejemplo, ante
señalamientos de discriminación contra nuestros compatriotas, recientemente
promovimos la reunión de nuestros 15 cónsules con la Cancillería venezolana,
para tratar hechos concretos, y se han obtenido respuestas positivas en algunos
casos. Hemos pedido que se respete el debido proceso en las deportaciones, en
lo que también hemos tenido respuesta. Y, como lo saben los empresarios
colombianos, hemos abogado constantemente por el pago de las deudas
comerciales, con algún grado de éxito.
Nada de esto hubiera sido
posible en una situación de confrontación y de insultos permanentes, que es lo
que algunos –infortunadamente– todavía añoran y pretenden.
En circunstancias tan
complejas no es momento de protagonismos ni de buscar dividendos políticos.
Colombia, y en particular este
gobierno –no solo frente a Venezuela sino frente al mundo entero–, ha defendido
los valores democráticos, las libertades, el derecho a la libre expresión. Aquí
también tenemos contradictores que nos acusan, incluso con mentiras, y
caricaturistas que nos critican con aguda sátira, pero siempre hemos sido y
seguiremos siendo respetuosos de sus libertades.
Reafirmamos nuestro compromiso
–como lo hacemos todos los días con nuestras acciones– con los principios
democráticos. A este gobierno nadie le puede dar lecciones de libertad y de
democracia.
Y hacemos un llamado para que
estos principios democráticos –con los que todos los americanos nos hemos
comprometido– se respeten.
Nos preocupan, por supuesto,
los últimos acontecimientos. Hemos manifestado –en privado y en público–
nuestro deseo de que a los opositores se les respeten sus derechos. Inclusive
hemos pedido la libertad de Leopoldo López. En el caso del alcalde Antonio
Ledezma, también esperamos que cuente con todas las garantías para un debido
proceso.
En múltiples ocasiones –por
ejemplo en la pasada cumbre de la Celac– y también en las últimas 24 horas,
hemos promovido consultas con otros países de la región para ayudar a que los
venezolanos encuentren una solución que a todos convenga.
Desde Colombia no existe
complot alguno en contra de ningún gobierno y, por supuesto, si llego a conocer
algo concreto en este sentido, no solo lo condenaría sino que actuaría con toda
la contundencia de la ley.
Valoramos sobremanera la ayuda
y el acompañamiento Venezuela a nuestros esfuerzos de paz con la guerrilla.
Siempre estaremos agradecidos por su contribución a lograr este gran anhelo de
los colombianos.
Mi sueño es que América sea un continente de libertades, de democracia y de paz.
Mi sueño es que América sea un continente de libertades, de democracia y de paz.
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